No siempre los trates bien

como no ser víctima

No siempre los trates bien ¿va de acuerdo con la regla de oro? ¿será que siempre la hemos interpretado mal?

“En lugar de hacer a los demás lo que nos han hecho o dándoles lo que se merecen, debemos tratarlos de la forma en que queremos que nos traten”

Esta regla de oro bastante conocida y (desde mi punto de vista) mal enseñada. Es una regla muy importante y de buena intención pero usualmente usada con mala interpretación. Usualmente asumimos que esto quiere decir que tratemos a todos siempre bien y con amabilidad o cariño o paciencia. Esto usualmente por que es un trato agradable y que produce endorfinas.

Veamos el ejemplo de un hijo:

¿Será que a nuestros hijos siempre les damos lo que desean? ¿Lo que los hace sentir bien? O ¿les damos lo que necesitan, lo que les hace bien a pesar que no lo deseen? Este argumento nos lleva a pensar que así como demostramos amor y buena voluntad a nuestros hijos dándoles el trato necesario que les permita una formación saludable, carácter fuerte, capacidad para toma de decisiones y experiencia, así es necesario demostrarles nuestro amor y buena voluntad a los demás.

La realidad es que si nosotros nos amamos a nosotros mismos no necesariamente deseamos que siempre se nos trate de manera amable, sino de manera correcta y la manera correcta no siempre es amable.

La verdad es que nosotros queremos que se haga con nosotros lo correcto y lo correcto es lo que nos beneficia, nos beneficia la disciplina, la instrucción y la corrección y la verdad y ésta en el momento de recibirla no es grata. Sin embargo esto es lo que quisiéramos que nos hubieran dado en nuestra infancia ya que hoy sabemos que hubiera sido lo mejor para nosotros.

Si el que nos digan la verdad, nos disciplinen y nos corrijan nos genera una una experiencia emocional momentánea negativa, es lo que mejor nos conviene ya que después dará un fruto positivo y de bendición.

Entonces deseemos que se nos trate como trataríamos a un hijo al que le deseamos lo mejor y entonces tratemos a otros así como deseamos nosotros ser tratados. De ser así, descubriremos entonces que esto nada tiene que ver con ser siempre amable, ni siempre agradable, pero sí siempre correcto y justo.

De hacerles o tratarles de acuerdo a lo que les conviene, a lo que les beneficia aún que en ese momento no tengan la capacidad de verlo. Bendecirlos no siempre significa agradarles.

"hacer el bien no siempre significa ser agradable y hacer el bien es más importante que ser agradable

Ben Sánchez