El apego y sobre apego

dependientes

“Una gran habilidad es aprender a dejar ir lo que no podemos controlar”

“El sobre apego nos ata a aquellos o aquello a lo que estamos apegados y nos hace sus prisioneros”

Hablar del apego nos hace pensar inmediatamente en la familia. El entorno familiar es el primer lugar de socialización del individuo: ahí se establecen relaciones de vinculación afectiva con los diferentes miembros que influyen de manera relevante en el comportamiento posterior.

El modo de pensar, de relacionarse y de actuar están estrechamente relacionados con el tipo de apego que se ha producido en la infancia entre los padres y el infante. También lo están el modo de gestionar y expresar emociones y la futura elección de pareja.

¿Qué es el apego?

El apego es un vínculo afectivo que se establece desde los primeros momentos de vida entre la madre y el hijo o la persona encargada de su cuidado. Su función es asegurar el cuidado del recién nacido. El apego cumple un rol clave en el desarrollo psicológico del niño y en la formación de su personalidad.

El apego se compone, según López (2009), de tres componentes: la construcción mental que permite establecer la relación de pertenencia e incondicionalidad, la unión afectiva que proporciona sentimientos de alegría y bienestar, y el sistema de conductas de apego focalizado en mantener un contacto privilegiado.

Así pues, de acuerdo con Moneta (2014), la definición de apego puede quedar resumida en los siguientes puntos:

  • Es la primera relación del recién nacido con el cuidador principal (frecuentemente la madre), entendiendo por “principal” a aquel que es constante y receptivo a las señales del niño.
  • No termina después del parto o la lactancia, sino que continúa siendo la base de las relaciones afectivas a lo largo de la vida.
  • Relacionado con lo anterior, el apego hacia las personas que han sido significativas nos acompaña a lo largo de todo el desarrollo, incluso al llegar a ser adultos.

El apego es el encargado de proporcionar seguridad al niño en situaciones de amenaza. En concreto, un apego satisfactorio permite al pequeño explorar y conocer el mundo bajo la tranquilidad de saber que la persona con quien se ha vinculado va a estar allí para protegerlo.

Y ¿qué con el sobre apego en los adultos?

El apego es un vínculo afectivo que estableces con otra persona a la que consideras importante para tu bienestar físico y psicológico. Está caracterizado por la necesidad de proximidad física y emocional.

A lo que le llamamos sobre apego es al exceso de apego o dependencia de otra persona que nos provee o nos hace sentir seguros. El apego con medida es normal y no necesariamente patológico, sin embargo cuando esa dependencia no nos permite valernos por nosotros mismos o pensar que nuestro valor se debe a alguien más, entonces se puede decir que tenemos un sobre apego.

Si el vínculo del apego lo formas de manera adecuada aparece la seguridad en que la otra persona no te va a fallar ni a abandonarte, y la creencia en que el otro tiene la capacidad de protegerte, cuidarte y ayudarte. También es cierto que esto nos hace sentir bien y es agradable contar con esa persona siempre y cuando no perdamos nuestra valía e identidad.

De acuerdo a las diferentes experiencias de apego vividas con las figuras más centrales en tu vida y las de la primera infancia, habrás formado un patrón o estilo de apego caracterizado por una manera de relacionarte, sentir y pensar. Este estilo influirá en todas tus relaciones de apego. Estas serán saludables o tóxicas. Los dos extremos pueden ser malos; no tener la capacidad de apegarte o ser demasiado desapegado o tener una necesidad excesiva de otras personas.

Al final, es necesario que sanemos nuestra relación con nuestros padres, estemos conscientes de nuestro tipo de apego con nuestros hijos para formar una personalidad capaz de vivir apegos saludables.