La vida es como una película
La película
Cuando algo no ha funcionado como esperábamos, ya sea una relación o un negocio no ha funcionado, es común escuchar a personas decir frases como “es que me arruinó la vida” o “por su culpa” o “si no fuera por él o por ella esto no hubiera sucedido”
De ahí en adelante, caminamos con bandera de víctimas de las circunstancias o de las personas. Hemos comprado la mejor excusa para justificar nuestra condición. La verdad es que utilizar estas frases es apelar al mecanismo de defensa de la deflexión, intentando evadir la responsabilidad poniéndola en alguien más.
Es en este momento en el que les estamos cediendo la silla de director de nuestra película permitiéndoles tomar control de ella. La verdad solo Dios y nosotros hemos de dirigirla y como él nos cede el libre albedrío, entonces nosotros somos los directores.
Tú eres el director de tu película.
1.- Tú escribes el guión con tus pensamientos. La trama de tu vida está hecha de lo que tú eres, tus percepciones, tus creencias y tus sensaciones e interpretaciones. Los lugares que frecuentas y las actividades que prefieres.
2.- Tú diriges las tomas y las acciones con tus decisiones. Tienes el poder de tomar las decisiones sobre tu vida y eso te hace el director de la misma. Nadie más está autorizado para dirigir y definitivamente no puede haber dos directores.
4.- Tu seleccionas a los actores por medio de las relaciones. Los actores de tu película son todos aquellos que como director integras a tu diario vivir, a tus vivencias. A aquellos que les das el privilegio de participar aportando
5.- Tú decides el final. Uno de los grandes privilegios de un guionista o un director es que puede decidir cómo terminará la trama. Esa trama llena de altibajos, de momentos de tensión y de risa , de llantos, de felicidad y tragedia o de suspenso y de esperanza.
Posiblemente a esto se parece tu película, con toda esta mezcla de ingredientes, y sí esto es lo que le da sabor a tu película es lo que la hace única e interesante.
Para que haya un final feliz
- No arriesgues el éxito de la única película que dirigirás en la vida por escribir un mal guión. Escribe un guión digno de un Oscar.
- No cedas tu silla de director a alguien que no entiende tu historia, no siente tu dolor y no conoce tu valor.
- No selecciones a los actores equivocados ya que te robarán la oportunidad de ganar el premio.
- No permitas que nadie, absolutamente nadie decida el gran final de tu película. Tu película debe de tener el fin que tú y nadie más que tú decidas darle.