Ya me he acostumbrado a escuchar los comentarios acerca de mi sonrisa.

Escucho cosas como “Lo que me gusta es que usted siempre sonríe” o “Hay usted siempre alegre” u otras como “Siempre me acuerdo de usted por su sonrisa.” Note que no me dicen que mi sonrisa es bella ni que les encanta mi sonrisa, les encanta el hecho de que sonría.

Esto me hace pensar que nuestra sonrisa no tiene que ser bella para sonreír.

Muchos piensan que hay que tener una vida libre de dificultades, o malos recuerdos o que todas las cosas han de ir en nuestro favor. La realidad es que no es así, hemos de decidir sonreír, independientemente de nuestra situación.

Una sonrisa no significa ausencia de dificultades, sino más bien la certeza de en medio de ellas, Dios está con nosotros y que es bondadoso y generoso con nosotros. Que las cosas resultarán bien.

Algunos dicen que la sonrisa es una expresión de salud y gozo, o de un estado de salud emocional óptimo. Esto se puede dar aun cuando pasamos por dificultades y penurias.

La sonrisa es contagiosa, hace a la gente sentir bien, ayuda a nuestra personalidad. Además, nos alarga la vida, aumenta la energía, la creatividad y previene la depresión.

Busque a la gente que le hace sentir bien y la gente que se quiere sentir bien le buscará.

A liberar endorfinas y a reírse hasta de los problemas, al fin, una cara larga no nos ayuda a resolverlos, pero una cara sonriente sí nos ayuda a hacerlos más ligeros.