Lo que el orgullo se llevó

“Si no se modera el orgullo, él será nuestro mayor castigo”  -Dante Alighieri-

” Ella se fue esperando que él la detuviera. El la dejó ir esperando que regresara” – Anónimo

” Mientras sigas sembrando orgullo seguirás cosechando pérdidas” – Ben Sánchez

Lo que el orgullo se llevó hace alusión a la película filmada en el Sur de Texas “Lo que el viento se llevó” en esta ocasión les hablo del Orgullo. Muchos se preguntan si el orgullo es una emoción, una manera de pensar o una calificación. 

Es por eso que hoy les hablo del tema y de las consecuencias del mismo. La primera pregunta que muchos se hacen es ¿El orgullo es bueno o es mal? Otros se preguntan¿Hasta dónde es bueno y hasta donde no lo es?

Dos tipos de orgullo:

Antes de continuar aclaremos que la palabra orgullo se utiliza con dos sentidos totalmente diferentes. Es decir que cuando escuchamos la palabra es necesario escuchar el contexto para saber de qué clase de orgullo se está hablando.

Una cosa es decir “que orgulloso estoy de haber llegado puntual” y otro es “Soy mejor que los demás” el primero es válido y saludable, el segundo contiene un tono de narcisismo. Para establecer la diferencia los identificaremos como el orgullo negativo y el orgullo positivo.

El orgullo negativo

Primero veamos que existen dos tipos de orgullo; la primera definición es qué es un exceso de estimación hacia uno mismo y hacia los propios méritos. La persona se cree superior a los demás por lo tanto es interpersonal, a este le llamaremos el orgullo positivo. Este tipo de orgullo nos incapacita para reconocer y enmendar nuestros propios errores y pone de manifiesto la falta de humildad.

El  positivo

Sin embargo también es cierto que el orgullo es un sentimiento de satisfacción hacia algo propio o cercano a uno que se considera meritorio. Este es intra-personal ya que no tiene que ver con alguien más ni se compara con otros.

He ahí el que algunos digan que es bueno y otros que es malo, la verdad es que se están refiriendo a algo totalmente diferente. Muchos dirían que el primero es un modo de pensar algo narcisista y el otro es un sentimiento o emoción triunfalista.

El orgullo positivo es necesario para sentirnos seguros y llevar una vida equilibrada, valorarnos en nuestra justa medida, situarnos en nuestra existencia y estar orgullosos de ella. Esto es algo absolutamente sano. El segundo orgullo, el negativo, el que nos aleja y eleva del mundo, va a ser el mayor generador de conflictos que podemos tener.

Lo contrario al orgullo negativo

La humildad, cualidad contraria al orgullo, es lo que nos permite adoptar una actitud abierta, flexible y receptiva para poder aprender aquello que todavía no sabemos. Las personas orgullosas trasmiten muchas quejas mentales debido a su ego exagerado, quejándose de personas, situaciones, tiempo, del país, etc. Esto inevitablemente les hará ir saltando de un conflicto a otro.

¿Qué es lo que se lleva?

  • Se lleva la humildad. Es una virtud moral contraria a la soberbia, que posee el ser humano en reconocer sus habilidades, cualidades y capacidades, y aprovecharlas para obrar en bien de los demás, sin anunciarlo públicamente.
  • La oportunidad del perdón. El orgullo nos roba la oportunidad de perdonar o aceptar ser perdonados ya que presentan un endurecimiento emocional, una distancia emotiva. Bloquea la posibilidad de lograr relaciones interpersonales saludables.
  • Se roba tus amistades. Las personas tienden a retirarse de los orgullosos ya que su soberbia se convierte en en punzante constante que aleja al amigo más fiel.
  • Oportunidad aprendizaje y de progreso. Las personas orgullosas son muy intolerantes ideológicamente, aferrándose a una postura única y no permitiendo ninguna aportación ajena. Su capacidad de auto reconocimiento es muy baja, así como muestran una gran resistencia a pedir perdón y al cambio personal. No piensan en el cambio porque piensan que lo hacen bien.

Y ¿cómo lo eliminamos?:

1. No te ofendas tan fácilmente te hace ver inferior

Si buscas razones para sentirte ofendido, encontrarás las que quieras. Esta manera de pensar te hace más débil, ya que provoca que estés continuamente a la defensiva y malgastando tu energía mental con confrontaciones innecesarias.

Adopta otra forma de pensar y acepta tanto a los demás como a ti mismo. Sentirte ofendido por todo lo que sucede a tu alrededor sólo va a dificultar la convivencia con los demás. Sé humilde y compasivo.

2. Identifícalo, reconócelo y elimínalo

Ser demasiado orgulloso puede ser difícil de detectar en muchas ocasiones, pues no es fácil reflexionar sobre lo que no hacemos bien. La inseguridad, el miedo al fracaso o el miedo a ser insuficientes o juzgados, muchas veces están detrás de este comportamiento. Respecto a esto, esta manera de actuar tiene sentido si nos preocupamos por lo que los demás piensen de nosotros.

Por tanto, el primer paso es identificar que somos muy orgullosos, y reconocer que existen situaciones en las que eso puede jugar en nuestra contra. Solo de esta manera podremos comportarnos de manera distinta. Conseguir la paz interior y no dejar que te afecte lo que los demás piensen de ti puede ayudarte a ser más humilde y a mejorar las relaciones interpersonales.

3. No necesitas tener la razón siempre

La necesidad constante de querer tener siempre la razón puede provocar que dejes de ser objetivo. En muchas ocasiones, queremos defender nuestro punto de vista sin reflexionar sobre el punto de vista de los demás. Recuerda que los demás también pueden tener la razón.

4. No necesitas competir con los demás

De hecho el humilde siempre es superior. Querer juzgar a todo el mundo por su apariencia, sus posesiones o sus logros, tiene mucho sentido para alimentar el ego. Esto es es perjudicial desde el punto de vista del bienestar mental. Dividir a la gente entre ganadores y perdedores, solo habla de nuestra falta de sabiduría. Esta forma de pensar lleva a la hostilidad, al resentimiento y la confrontación, y la larga, esta mentalidad te distanciará de otros sujetos en vez de acercarte a ellos, pues siempre los verás como rivales.

5. Disfruta la vida y diviértete

“La vida es tan importante que no hay que tomarla tan en serio” Intenta ser compasivo con los demás y ríete de los problemas. No hay nada mejor que tomarse las cosas con humor para desestresarse y mirar la vida con menos angustia. Si conviertes tu vida en un drama, nadie va a querer acercarse a ti.